los árboles me dan miedo

Ayer salí con la bicicleta vigilando que no me cayera un árbol encima. Así de impactante. Las autoridades administrativas, técnicas y políticas habían advertido del peligro de caídas de árboles, así que modifiqué la ruta para evitar pinos, siempre con miedo en el curepo. Pero la vida es caprichosa y me los encontré igualmente por otra ruta, porque el Vallès está lleno de pinos por todas partes. Los pinos están en el punto de mira de muchos propietarios. Se ve que son malos. Están cogiendo tal mania a los pinos que pronto no va a quedar un pino recto. Yo al menos, los vi todos tumbados. La sensación que daba la urbanización que visité era como si hubiera pasado un vendaval.
Tengo miedo que me caiga un árbol encima, o un semáforo, o cualquier cosa. Nos movemos según el aire que sopla, pero esta vez ser obediente cuesta más, porque moverse según un vendaval es muy peligroso. Por eso cada vez es más difícil ser obediente y responder a las expectativas creadas.