sábado, 22 de agosto de 2009

moraleja


Un chico camina por una calle y cae en un hoyo. Las paredes son demasiado empinadas como para salir. Un médico pasa por allí y el chico le grita, "¡Eh, tú! ¿Puedes ayudarme?". El médico le extiende una receta, se la tira al hoyo y se va. Entonces pasa un sacerdote y el chico le grita, "Padre, me he caído a este hoyo, ¿puede ayudarme a salir?". El sacerdote le escribe una oración en un papel, se lo lanza al hoyo y se va. Más tarde pasa un amigo. "Eh, Joe, soy yo, ¿puedes ayudarme a salir?". El amigo saltó al hoyo y nuestro chico le contestó, "¿Eres estúpido o qué? Ahora estamos atrapados los dos aquí abajo". El amigo le dijo, "Sí, pero ya he estado aquí abajo antes y conozco la forma de salir."

miércoles, 19 de agosto de 2009

fiebre en las gradas


Una recomendación para todos los fans del fútbol y de las futuribles consequencias literarias que pueden tener. Este libro está escrito por el autor inglés de "alta fidelidad", hincha acérrimo del Arsenal de Londres. Está muy bien y no está mal leérselo. Sobre todo si te mola el fútbol.
Si no te lo lees tampoco pasa nada. El mundo girará igual.

martes, 11 de agosto de 2009

ahora en las playas siempre izan la bandera amarilla por si acaso...


La confianza da asco, la falta de confianza también, y el verano siempre se presta a que todo salga a la luz. Ahora, en las playas litorales siempre te encuentras la bandera amarilla, y eso hace que tu baño sea a la vez más incívico y más endorfínico. Porque si la administración dice que es peligroso bañarse, debe creerse la recomendación, aunque la bandera amarilla pudiera ser, tal vez, sólo un recurso perezoso del jefe de playa para tener una mañana tranquila lejos de vigilantes de la playa estresados y lejos de reclamaciones de responsabilidad...
Pero en las playas hay muchas más cosas que las olas y las banderas amarillas. Hay vendedores de coco divertidos y chiringuitos, y la gente se lleva el agua para beber. Y puedes demostrar la confianza otorgada a otra persona mediante una compleja conversación que llevará a fijar mucho más tus ideales. Y demostrar que la confianza da asco sólo si te la dan para comer, pero no si la das tú.