Particularmente, me gusta más la sidra, es más generosa, también te hace hablar más, aunque reconozco que el tener que escanciarla continuamente hace pesada la bebida, sobre todo si la escancias en tu casa y mojas el suelo.
Pero a quien le importa estas cosas tan banales.
Voy a hablar del trabajo perfecto.
A veces pienso que, cualquier día, a la salida del metro, se puede acercar alguien precipitadamente para hacer una encuesta sobre esta gran preocupación contemporánea. Entonces tendré ocasión de comprobar porqué algunas caras soportan mucho mejor que otras los afeitados diarios. Pero eso es demasiado complicado de responder. Tal vez me pregunte sobre cuál sería mi trabajo perfecto. Entonces, sin dudar, respondería que el de Gemma Ruiz.
Gemma Ruiz es esa chica que cada noche comenta las novedades culturales por la televisión. Cuando habla, ella misma demuestra que lleva una vida placentera y no monótona a la vez. El objetivo final de casi todo el mundo. Pienso si por la mañana habrá pensado en cambiarse el corte de pelo (pensando que el flequillo sólo era elegante cuando lo llevaba Kate Moss) o tal vez decidirá qué tendencia es la más molona en Berlín. Si leerá a Bolaño o simplemente algún libro sobre perros con incidentes nocturnos. En todo caso, un trabajo perfecto. Mucho mejor que ser presidente de Estados Unidos, con los problemas que conlleva. Mejor ser Gemma Ruiz.
Pero a quien le importa estas cosas tan banales.
Voy a hablar del trabajo perfecto.
A veces pienso que, cualquier día, a la salida del metro, se puede acercar alguien precipitadamente para hacer una encuesta sobre esta gran preocupación contemporánea. Entonces tendré ocasión de comprobar porqué algunas caras soportan mucho mejor que otras los afeitados diarios. Pero eso es demasiado complicado de responder. Tal vez me pregunte sobre cuál sería mi trabajo perfecto. Entonces, sin dudar, respondería que el de Gemma Ruiz.
Gemma Ruiz es esa chica que cada noche comenta las novedades culturales por la televisión. Cuando habla, ella misma demuestra que lleva una vida placentera y no monótona a la vez. El objetivo final de casi todo el mundo. Pienso si por la mañana habrá pensado en cambiarse el corte de pelo (pensando que el flequillo sólo era elegante cuando lo llevaba Kate Moss) o tal vez decidirá qué tendencia es la más molona en Berlín. Si leerá a Bolaño o simplemente algún libro sobre perros con incidentes nocturnos. En todo caso, un trabajo perfecto. Mucho mejor que ser presidente de Estados Unidos, con los problemas que conlleva. Mejor ser Gemma Ruiz.
1 comentario:
Boníssim Fernando, sempre havia pensat que calia parlar de la Gemma Ruiz. Per la Bibi i jo sempre ha estat motiu de conversa, els seus "pelos" i el seu "curro". Això és vida, fins i tot quan la Tarribas li fotia canya !!! I a sobre li "deixen" portar aquesta pelambrera espantosa !
Ara mateix t'incloc en el meu blog, espero que es compleixi la part del tracte !
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